Necesidad de mejorar (I). Miedos
Hoy abro una nueva sección para que hable mi otro yo, el yo reflexivo, el que se da cuenta de que hay cosas que no están bien y quiere cambiar. Dentro de mi tengo una pequeña vocecita que me dice “no tengas miedo”, “anímate a intentarlo”, “haz ejercicio”, “vence a la pereza”… Y quiero darle la oportunidad de hablar, de expresarse, quiero escucharla.
He dicho algunas veces que se avecina una etapa de cambios familiares y personales, y quiero que, como parte de ese cambio personal también haya una pincelada de superación, así que empiezo esta etapa para que esos sentimientos que no me gustan, esas sensaciones que me ahogan, esos miedos que tapo para no afrontarlos, vean la luz, pero con ánimo de mejora.
Y lo publico para tenerlo de referencia y por si a alguien le puede ayudar.
Hoy es el día perfecto para empezar a hablar de eso, porque hoy empieza todo. Estoy pendiente de una noticia que me tienen que dar, pero que casi se la respuesta, sólo me falta confirmar. Esa noticia va a cambiar mi forma de hacer las cosas, y mi vida en los próximos meses, pero también la de mi familia.
Sin embargo, no es de eso de lo que vengo a hablarles, sino de algo que me pasó esta mañana…
Empiezo por ponerles en situación contándoles que tengo una fobia horrible a las cucarachas. Es verlas, paralizarme por completo y no tener más opción que correr y gritar para pedir ayuda. Cuando me mudé, viví con miedo a que apareciera alguna porque soy incapaz de acercarme a ellas, e hice de mi casa un búnker, como decía mi marido (mosquiteras en las ventanas y cepillos bajo las puertas). Cuando me quedé embarazada nos mudamos al ático, en el mismo edificio, por ser, indudablemente, una mejor opción. Aquí hicimos lo mismo, pero tenemos terraza. Aunque no me gustara la idea, aparecerían.
Al mes de mudarnos (mi marido estaba en paro), justo dos días antes de empezar él a trabajar, apareció una enorme en el baño. ¿Quién la vio? Yo, por supuesto. Como siempre. Fui al baño descalza a las 5 de la mañana y sentada en el WC la vi correr. Con un grito desgarrador desperté a mi marido y corrí a la cama, claro está no volví a dormir. Al día siguiente tenía ginecólogo para confirmar embarazo, y mis padres dos días después regresaban de su viaje. Mi marido sabe y respeta mi fobia, y me propuso que, para estar más tranquila, pasáramos el embarazo en casa de mis padres. Estaría acompañada por si necesitaba algo (en casa estaría sola) y no pensaría en bichos. Porque soy de obsesionarme y si veo una, automáticamente pienso que van a haber miles en casa y no dejo de mirar a las esquinas.
Eso hicimos. Un año y 3 días después, decidimos regresar, con un bebé de 5 meses y medio. Mi mayor miedo era, dado que mi reacción es correr, que apareciera una y no tener valor suficiente para enfrentarla. Porque no lo tengo. Sentía que le fallaría a mi hijo si, en un momento dado, la situación me obligaba a correr a su lado o en dirección contraria por una cucaracha. Vivía con miedo la llegada del verano. Vivo en el sur, así que se lo podrán imaginar.
Como saben mi marido estuvo mes y medio en casa y ayer volvió al trabajo. En ese tiempo todo bien, ni rastro. El sábado apareció una en la terraza muerta (me da la sensación que vienen de azoteas contiguas y como la mía está unos 2m más baja, se dan el trompazo al caer y mueren o quedan zombi). La vi, pero no sentí miedo. Tras mucho hablar con mi marido he decidido que lo quiero superar, porque no puedo vivir con ello. O son ellas o soy yo. Y yo no puedo estar siempre en mi casa acojonada pensando qué haré si entra una, pensando en no salir por si hay en la calle, o llegados a un gran extremo, evitar pasar por tal calle porque una vez vi una allí.
Pues no, he decidido que no me da la gana, que soy consciente de que es un bicho asqueroso pero mil veces más chico que yo, y que, llegados a un punto, si me llega a tocar (que me rocen es mi mayor temor), con bañarme a consciencia todo queda en el olvido. O debería.
El caso es que lo quiero intentar, y me sorprendí y llené de orgullo al encontrarme una el sábado afuera y no gritar. La vi, mi mente dijo “es una cucaracha” (estaba boca arriba), pasé a su lado rápido para coger las trabas que necesitaba (estaba tendiendo ropa), y entré en casa. Le dije a mi marido “¿has visto lo que hay ahí afuera?”, y él salió a comprobar que estaba muerta y quitarla. Seguí tendiendo, me obligué a seguir y no correr, pero le pedí que me ayudara y no me dejara sola. Él se sorprendió de mi reacción, porque lo normal es correr y lamentarme por haberlo hecho, para después mirar y remirar que no se levante y que no hayan más. Le puede haber pasado una apisonadora encima, yo sigo mirando.
A lo que voy es que esta mañana, mi marido empezó a las 9 a trabajar, y a las 9 y cuarto me levanté para darle comida al perro y abrirle la puerta por si quería salir al sol. Mi sorpresa fue ver algo oscuro en la terraza que apuntaba ser lo que yo más temía, pero boca arriba. Pensé, “está muerta”, pero enseguida me vino a la mente algo que leí hace tiempo y es que lo pueden usar como arma de defensa, cuando se sienten atacadas se hacen la muerta para que las dejes, y en cuanto pueden, corren. Y pensé, “¿qué necesidad tengo de estar todo el día mirándola a ver si es verdad que está muerta?”, “¿y si en un momento dado me asomo y no la veo?”. Todo eso mirando desde detrás de la puerta-mosquitera que tenemos.
Me armé de valor, cogí el flis y me acerqué a ella, sola para que el perro no la espantara. Mi hijo dormía en mi cama. Empecé a echarle flis y empezó a moverse, a patalear y mover las alas. Yo pensaba, “como vuele me caigo redonda”, pero a la vez, “de aquí no te vas so p***”. Dejó de moverse, solté el botón del flis y corrí a casa. La miraba detrás de la mosquitera. Temblaba, el corazón me iba a 10.000 por hora y hasta el flis me daba asco por el dibujo que tiene. Aún así pensé, “¿y si no es suficiente?”, vi las botas de mi marido y dije, “¿le doy?”. Había oído que hay que evitar pisarlas por si tienen huevos no traértelos en el zapato y meterlos en casa. Pero esos están fuera. Así que pensé “me voy a quedar más tranquila si se que está aplastada”, y eso hice. Le di un golpe con toda mi alma, corrí a dejar el zapato y entré en casa. Volví a mirarla de nuevo tras la mosquitera y pensé “¿y si no le di bien?”, así que repetí la operación zapato.
Entré en casa, rocié la puerta mosquitera con flis y estuve un rato mirándola. No se movía, todo bien. Cada 5-10 minutos volvía a comprobar que no se movía, hasta que me di por convencida que, si con una zapatilla la matas y ya, con dos y un asfixie de flis, no creo que se levante, ni que lo intente si quiera.
Pero no tengo valor de quitarla. Me siento tranquila viendo que está ahí muerta, que no se ha levantado. Si la quito seguro miraré a la basura mil veces o evitaré sentarme en el WC si la tiro por ahí. Prefiero dejarla y regodearme en mi hazaña. Cuando venga mi marido que la quite. Por ahora creo que es suficiente con haberla matado, ya me atreveré a más.
Lo que quiero contar con todo esto es que me siento bien, que me siento fuerte, fui capaz de enfrentarme a mi mayor miedo y me siento orgullosa de mi misma. Al final es cierto eso que me decía mi madre, “ya verás que cuando no te quede otra, coges coj**** y la matas”. Yo me negaba, pero ella me decía que sí, “que sí, que por tu niño coges valor y lo haces, todo por evitar que se le acerquen, ya lo verás”.
Pues resulta que es así, que me vi sola, que no me quedó otra y que me enfrenté a mi miedo. ¿Está vencido? Pues no lo se. ¿Cómo actuaré cuando la vea caminando/corriendo? No lo se, hoy sentí valor porque estaba quieta, quizás la posibilidad de que camine en mi dirección me frena. Quizás no. Lo que se es que di el primer paso y me siento muy bien. Hace un rato que miré por última vez y el viento la mueve de aquí para allá, eso significa que está bien muerta. Por si mi mente aún tenía dudas.
Hace un tiempo, mi ex novio mi enseñó un vídeo con una historia que caló muy hondo en mi, una historia de superación que no he podido sacar de mi mente, y que me ayudó en su momento a superar mi miedo a conducir. Tenía miedo a ciertas cosas, y hacía mil malabares para no coger el coche y si lo cogía evitar las carreteras empinadas o las zonas que no me gustaban. Prefería dar una vuelta más larga con tal de saltarme lo que yo creía obstáculos. Cuando él me enseñó eso, me di cuenta de que así sólo conseguía alimentar mi miedo y mis malos sentimientos. Decidí poner narices y enfrentarme a ello, y poco a poco he ido haciendo todo aquello que me daba miedo.
Pues ahora, apoyándome en esa historia quiero mejorar todo lo demás. Porque soy consciente de qué es lo que me frena y lo que me impide continuar y ser feliz.
Es “La historia de la vaca”. Habla de una familia muy pobre y desgraciada, que casi no tenía para comer, pero que tenía una única posesión, que cuidaban y mimaban mucho: una vaca que les daba algo de leche. Pero un día, les matan a la vaca…
Para no alargarme mucho más, les dejo el vídeo y les recomiendo que lo escuchen, que lo reflexionen y que le den una oportunidad. Estoy segura que les ayudará.
Enlace al vídeo “La historia de la vaca”
Cuéntame, ¿tienes algún miedo que te frena como a mí las cucarachas? ¿Conocías la historia de la vaca? ¿Crees que te pueda ayudar?
[NOTA. Este post no está patrocinado ni mucho menos, no conozco al autor del vídeo ni de la historia. Mucho menos pretendo vender nada y lavar cerebros. Este post trata de superación, de mostrar algo que a mi me ha ayudado por si puede servir a los demás.]
(Todas las imágenes están sacadas de Google Imagenes)
A mi dan mucho asco las cucarachas, ¡muchísimo! Y las moscas, las hormigas… ¡¡¡puag!!! Pero corro a por el flis y me regodeo viendo como mueren (ay qué mal suena ahora que me leo…).
Pero eso sí, tengo fobia a las avispas, abejas, abejorros, o cómo quieras llamarlas, porque para mi son iguales, lo mismo. Veo una y me bloqueo, no sé si salir pitando, si morderme la lengua (vaya una leyenda urbana…), si quedarme quieta… Incluso he llegado a cerrar los ojos en plan “si yo no la veo ella no me ve”… Un día se me posó una en la mano… En la calle… Ay por Dios mio… ¡cómo lloré!
Es que se pasa realmente mal, y llega un punto en que te sientes absurda con lo que haces.
Recuerdo cuando tenía 16 años, a punto de mudarnos a una casa nueva, una noche mientras dormía abrí los ojos y me encontré una enorme en la pared a 20cm de mi. Del salto me puse fuera de la habitación, y jamás volví a dormir en esa habitación. Mis últimos dos meses en esa casa los pasé durmiendo en el sillón.
Ahora que lo pienso, es estúpido porque si entran en la casa van a llegar a todas las esquinas, y como mismo llegaron a mi habitación, llegarán al salón. Pero claro, en ese momento me dio seguridad.
Confieso que no se cuál sería mi reacción si una cucaracha me llega a tocar alguna vez en mi vida…
También me pasa como a ti, tampoco soporto a las abejas y para mi son todas iguales. Cuando voy en verano a casa de mis suegros en el campo lo paso bastante mal…por suerte son pocas las veces…
Mucho ánimo!!
Lo que está claro es que no puedes venir a mi casa: en mi vida cotidiana tengo cucarachas, escarabajos, arañas, hormigas, salamanquesas… y no exagero.
Creo que el primer paso es enfrentarse al miedo y después regodearse en la hazaña todo lo necesario, aunque a otros les parezca una tontería. Podríamos hablar largo y tendido pero tengo la sospecha de que la maternidad nos da un plus de valor y de fuerza de voluntad.
Uf…y cómo puedes vivir el día a día con todo eso? Cierto es que a las abejas tampoco es que le tenga mucho apego, y si hablamos de avispas…mal. Pero tenerlas por aquí es raro porque no hay muchas flores.
Al final parece que sí, que la maternidad es el empuje que nos hace falta muchas veces y que por ellos nos atrevemos a más. Me alegra haberlo descubierto, porque yo creía que no iba a ser así
Guapa, muchas gracias por la historia y el video. Sobre la primera, soy muy parecida a tí. Aunque delante de las niñas trato de disimular el miedo para no “contagiarlas” de un miedo absurdo, y a veces irracional, pero miedo al fin y al cabo.
No puedo evitar algún grito cuando está el padre en casa, cuando no está, me las tengo que apañar…
Besos especiales.
De nada linda, si te puede ayudar en algo, me doy por satisfecha.
Ese es mi mayor miedo, no saber disimularlo y contagiar a mi hijo. Mi pánico era que apareciera una en casa sin saber que hacer, pero hay algo que me tranquiliza, y es que en casa es muy poco probable que entren, en la terraza sí, vale, pero a mi casa no llegarán. Una cosa que me supera es que me entre una en casa, me ponga huevos y se arme la guerra. Ay no…
Un beso enorme!! y mucho ánimo cuando te toque exponerte!
Me siento muuuy identificada, yo también tengo fobia a las cucarachas, cuando las veo por la calle grito, y todavía no me he encontrado ninguna en casa, pero sí en el portal y en el ascensor… Llegué a ir s una psicóloga y me dijo que eso se curaba con exposición, hasta que no me afectara verlos, es decir, que me acostumbrara. Los primero es ver fotos en google, tantas veces hasta que no me dé miedo ver las imágenes, luego en videos, luego una cuca de plástico, luego tocarla.. Luego una de verdad muerta, ponerla en un sitio fijo de la casa hasta que ya no te de miedo pasar por ahí, y luego tocarla, así poco a poco hasta que se va la fobia…
Vaya rollo te he soltado jeje
Un beso
Yo he leído mucho sobre el tema, y se cómo funcionan los psicólogos. Por eso no he querido ir a ninguno y tratarme, porque no creo que me funcione la terapia de choque, ni el ir poco a poco. Es algo que, aunque me cueste quiero hacerlo yo, siendo consciente de que no me va a hacer nada y que se elimina fácil. Es decir, aunque suene fuerte, hacerme ver a mi misma que estoy haciendo el papel de tonta por un bicho que lo único que hace es huir de mi. En resumen, eliminar esa “vaca” que no me deja ver la realidad y afrontar mi miedo.
Por otro lado, qué quieres que te diga, yo no pretendo llegar a tenerlas de mascota…con poder darle un zapatazo sin pensar y eliminarlas, yo soy feliz. Tocarlas y todo eso, como que no, jajaja.
Besos!!
Muchas felicidades! has conseguido dar un gran paso, todo empieza así. Espero que todos esos cambios que os esperan sean buenos, mi apoyo desde aquí. Un besazo
Eso espero, que sea el primer paso y poco a poco me atreva a más. Muchas gracias!! Un beso grande
Ufff lo que hace tener miedo a algo!!! UPMF le tiene pánico a los saltamontes hasta el punto de estar un día toda la tarde fuera porque había uno enla puerta de entrada y yo estaba trabajando…A mi los bichos no suelen darme miedo, los insectos en general y sobre todo las arañas me dan repelus pero no miedo…
Me alegro por ese gran paso.
Besossssssss
Lo entiendo perfectamente. A mí esta es la primera vez que me enfrento a una, pero lo tenía claro, si me aparece una en casa me planto en casa de mis padres aunque vivan a 40pico km… Pero al parecer no fue así.
La verdad es que los miedos son de lo peor…y lo malo es que sabes que es irracional, que es una tontería, pero así todo no se puede evitar…
Un beso linda!
No conocía la historia de la vaca, pero te entiendo perfectamente cuando mehablas de las fobias a los bichos, por que a mi me aterrorizan las serpientes!! No creo que sea tan valiente como tu y me enfrente a ello… Simplemente intentaré pasar del tema!!!
Yo siempre lo he dicho, prefiero un cocodrilo a una cucaracha. Lo malo es que es un bicho tan cotidiano que a donde quiera que vayas, hay. Si me dieran fobia los murciélagos o algo, que por aquí no hay….
Por donde tu vives hay serpientes?? Espero que no tengas que enfrentarlas muy seguido
He empezado a leer sobre una cucaracha y he parado. Con eso te lo digo todo… no sé qué pasaría, pero el año pasado, en los días más calurosos del verano, hubo un par que las calles de mi barrio estaban llenas de ellas (tanto que hasta escribí al ayuntamiento y vinieron a fumigar, imagínate). Por las noches era cuando más había y claro… con 3 perros no podía evitar tener que salir a la calle para pasearlos. Cuando pasaba por zonas de poca luz era auténtico pánico lo que sentía sólo de pensar que a un paso podría escuchar un crujido de haber pisado una. Me pongo mala según lo escribo!!! XD por cierto con las arañas me pasa exactamente igual…
Uff…yo lo paso realmente mal, así que te entiendo perfectamente. Yo creo que en tu lugar, o baja otro a llevar a los perros, o prefiero que lo hagan en casa y limpiarlo con tal de no salir. Lo malo que tienen las fobias es que crecen y te llevan a los extremos si no tienes cuidado. Mucho ánimo!
Pues enhorabuena por ese primer paso, tiene razón tu madre, por un hijo te haces más fuerte
Muchas gracias! La verdad es que no tenía mucha fe en ello, sobre todo si hablamos de mi fobia, pero admito que tiene toda la razón.